El mar, una metáfora - Pedro Rodea
Mi inmortalidad no es una recompensa por algún mérito…~ Ella es natural … ~ llana --- ~ sin misterio alguno … ~ como lo es la inmortalidad del mar para todo lo que él contiene … ~ El mar es el aposento y presenciador de una indefinidad de procesos … ~ cuyo nacimiento … ~ paso … ~ y muerte … ~ tienen lugar en su seno … ~ Todos ellos son procesos … ~ todos ellos son nacidos y mortales … ~ Ninguno de ellos abandona jamás el mar … ~ El mar sabe todo de ellos … ~ el mar es omnisciente de ellos … ~ Dondequiera que ellos comienzan y acaban el mar está presente … ~ El mar es antes de que ellos sean … ~ el mar es después de que ellos han sido … ~ Todos ellos son nacidos y mortales … ~ el mar es innacido e inmortal … ~
… El mar …~ es el terreno absolutamente inmutable donde todos los procesos tienen lugar …
~ El mar no es desconocedor de los procesos en su seno … ~ El mar no es inerte … ~ el mar no es una nada vacía y muerta … ~
El mar es una ventana todo él … ~ un ojo abierto por dentro de todo él … ~ Con él abierto … ~ el mar sabe todo de todos los procesos en su seno … ~ y a sí mismo como presenciador de ellos … ~
Pero hay en el mar una recordación más profunda … ~ la verdad absoluta de sí mismo como él realmente es … ~ Él se recuerda a sí mismo cuando él era y absolutamente nada más era con él… ~ Y aunque él no sabía entonces que él era … ~ sin embargo el ama indescriptiblemente ese estado suyo inconocido ser … ~
... ~ Cuando todos los procesos acaban… ~ dondequiera que ellos acaban … ~ el mar recoge su disolución … ~ sólo el mar queda … ~ absolutamente limpio de procesos … ~ transparente … ~ cristalino … ~ inconocido ser … ~ En él me reconozco tan minuciosamente… ~ tan exactamente … ~ tan verdaderamente mí mismo … ~
… ~ No hay muerte para el mar … ~ ni siquiera hay muerte para los procesos que acaban en el mar … ~ Acabando … ~ ellos devienen sólo mar … ~ Aparentemente ellos eran peces … ~ corrientes … ~ olas … ~ mareas … ~ pero en realidad eran sólo mar … ~
Pedro Rodea
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Una visita al Mar - Stark Hoffmann
Ah, el Mar. Me parece que me sonríe; unas veces sin enseñar sus dientes pero otras... Me acuerdo aquel día. Su inmensa tranquilidad se transformaba, ya en la orilla, como grandes olas. Un deseo que sólo se apacigua estando en él. Al entrar te conviertes en el invitado de honor. Tu presencia le es grata; y tú se lo debes agradecer. Antes de sentarte en el "hall" te hace algunas preguntillas, para formalizar... Una vez presentados, empieza el baile. Y cuando te empuja, síguelo. Pero eso sí, sin miedo. Poco despues, sabrás que es un bromista. Alguna que otra zancadilla. Lo normal. Lo curioso es que siempre es el mismo tipo de zancadilla, pero su dominio son palabras mayores. Y despues de muchas caídas sabes que el nerviosismo no es grato en su casa. Te hará salir de ella. Sin darte cuenta aprendes a controlar tu misma furia, tu miedo, tu inseguridad. El Mar es un amigo. Para lo que quieras él estará ahí. Todas las respuestas están en él. Y aquel día me enteré de algo. Todas las respuestas..., menos dos...No sabe que es el Principio ni tampoco el Fin.
Stark Hoffmann
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Contra viento y marea - Enrique Vidal
Fue la etapa más dura, no por las condiciones metereológicas, sino porque el barco estaba muy zurrado y la tripulación era prácticamente nueva... Las averías se sucedían, las velas se rompían con extraordinaria facilidad y la adaptación de los nuevos tripulantes se hacía francamente difícil, a pesar de su buena voluntad. La parte final la hicimos con un viento completamente invernal, empezamos a navegar viento en popa con sureste de fuerza 8-9, hasta llegar el día 27 de marzo al través del faro de la isla de Ouessant. En aquel momento habíamos cubierto nuestra vuelta al mundo. Durante las últimas millas, la depresión llegó más fuerte y violenta, entrando en el canal de la Mancha con una mar blanca y un frío intenso. El día 28 de marzo, finalmente, avisamos la isla de Wight, y en una navegación de gran precisión, una noche lluviosa de clima británico, cruzamos la línea de llegada a las 23 horas. El sueño se había hecho realidad. De Portsmouth a Portsmouth, cabo de Hornos por babor, era ya parte de nuestra historia. Habíamos dado la vuelta al mundo.
Enrique Vidal__________________________________________________________________________________
Hielo flotante - Enrique Vidal
La visibilidad era muy reducida; el frío, intensísimo. Navegábamos con viento de poniente de 35 a 40 nudos con el génova atangonado. Marco Facca iba al timón. De repente se produjo un estallido: en una orzada se había partido en dos el génova 4. Instintivamente y a toda velocidad me dirigía a proa para tratar de arriar los trozos que quedaban de esa vela. Enrico, el otro tripulante de guardia, bajó al pañol de velas para preparar un foque e izarlo enseguida. En aquel momento le grité: ¡Enrico, mira a proa! Un hielo flotante de cuatro metros de diámetro y uno de altura se hallaba justo en proa. Ya no podía hacer nada, ni había nada que hacer. Íbamos navegando a 7 u 8 nudos, sólo con la mayor y grité fuerte al timonel: ¡Orza violentamente! En aquel momento Marco orzó, agradeciendo que me oyera. Logramos pasar a unos diez metros a barlovento de aquel glowler, o hielo flotante, que son los más peligrosos, ya que apenas se ven. Fue verdaderamente milagroso que Enrico y yo lo lográsemos ver en plena noche.
Enrique Vidal
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